Me encanta este momento en el que mi sumiso se deja atar y se abandona completamente a mí:

qué prueba de confianza hacia su Ama! ¡Qué gran responsabilidad la mía!

Uno de mis caprichos son los azotes. Y estoy feliz de compartir este deseo con unos cuantos sumisos cuyos culos estoy deseando calentar poco a poco. Gracias a mis habilidades, esta práctica, que le resultaba repulsiva, se ha convertido en un verdadero placer, e incluso en una adicción para algunos.

En cuanto a mí, debo decir que me produce una relajación inigualable, y a veces me hace mojar entre los muslos

Señora Artemisa

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