Terminé haciendo de este sumiso un adorable lameculos

Al principio pensó que acabaría siendo capaz de follarme. Pronto perdió la esperanza.... Luego empezó a desear más que nada lamerme el coño, pero al final se dio cuenta de que eso nunca ocurriría: ¡mi coño está fuera de sus límites, de su polla y de su lengua!

Y hoy su mayor placer es lamerme el ano. Sabe que es lo máximo a lo que puede aspirar, y se esfuerza cada vez, por todos los medios, en demostrar que es digno de ello...

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