Te convertiré en un absoluto sumiso

Muchos anhelan estar a mis pies. Si saben mostrarme su devoción de la forma adecuada, podría permitirles masturbarse delante de mí y eyacular sobre mis tacones.

Luego podría pedirles que laman su propio esperma de mis pies. Mi voz será suave y persuasiva. En ningún caso les obligaré. Muchos no aceptan la primera vez. Pero con el paso del tiempo, muchos acaban cediendo sólo porque, en un momento determinado de nuestra relación, su deseo de complacerme se hace más fuerte que su repugnancia. Así es como se convierten en verdaderos sumisos.

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