
Hasta hoy tu deseo de lamerme se limitaba a mi ano, cosa que hacías muy bien. Me suplicaste que te dejara lamerme el coño. Al final cedí con la condición de que si no conseguías que me corriera con tu lengua te someterías a una sesión de azotes, atado. Qué relajante para mí después de la frustración en la que me dejaste.

Sé que hiciste lo que pudiste, me hiciste mojar, pero no conseguiste que me corriera. Ha llegado el momento de tu castigo.
Señora Artemisa
Si no tienes miedo al castigo, ponte en contacto conmigo : https://domina-artemisa.wixsite.com/my-site/about-3-2
A veces, el fracaso recompensa mucho más que el triunfo.
Este es un claro ejemplo de ello.
Gracias.