Aunque sus pollas están bien encerradas en su jaula de castidad, a veces tengo momentos tiernos e íntimos con mis sumisos atados a sus sillas. Sólo con prestarles mi arnés, siento que me penetran. Cuando me corro así, me gusta terminar la sesión sin que mi sumiso haya tenido la oportunidad de correrse. Se va muy frustrado, deseando volverse a encontrar conmigo...
Señora Artemisa
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