top of page

¡Me entregué a él y te convertiste en un cornudo!

Ni siquiera tuve que desvestirme para ofrecerme a él. Me dijo que me deseaba y se ofreció a cogerme a lo perrito. Me invadió un deseo violento. Sentí que mi coño se lubricaba instantáneamente como nunca antes lo había experimentado. Me arrodillé y me incliné, presentándole mi grupa. Entró en mí y me hizo correrme como nunca.


Si sueñas con ser tratado como un cornudo, contacta con la Señora Artemisa:


Comments


bottom of page