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"Era cuestión de tiempo y caí como fruta madura. Tras varias semanas visitando día a día su blog me convencí de que necesitaba conocer a la Señora Artemisa.
Tuve que armarme de paciencia y esperar a poder ir a Madrid, los días se hicieron muy largos y el deseo fue in crescendo hasta que se me presentó la oportunidad. Había visto que a la Señora le agradaba recibir a sus sumisos en abstinencia y como muestra de mi buena voluntad le prometí llegar con dos semanas de abstinencia sexual total a nuestra cita.
Todo en esta vida llega, así que allí estaba yo desnudo frente a una mujer madura, bella y elegante que me observaba en la medio penumbra de su apartamento. La primera orden fue clara y contundente: ¡Arrodillaté!. Se acerco despacio y sentándose al lado de la cama me palpó los testículos comprobando que estaban repletos. Me sonrío y le aseguré que llevaba catorce días sin correrme, ella continuó acariciándolos y me dijo que seguramente tampoco iba a hacerlo ese día.
De un baúl sacó una larga cuerda roja y sin poderlo evitar le supliqué que no me atara. Me miró con seriedad a los ojos y en silencio comenzó a estirarme de los huevos para rodearlos con la cuerda y dejármelos atados fuertemente. De un fuerte tirón me hizo subir a la cama y colocarme como un perrito, a partir de ahí comenzó a interrogarme sin dejar de dar tirones a la cuerda desde diferentes angulos y con diferentes intensidades. No me quedó más remedio, acabe confesando que me masturbaba viendo su blog, que la deseaba, que me atraía mucho su culo y que anhelaba poder oler sus bragas y besar su coño.
No fue necesario decirle que me estaba gustando el tratamiento que aplicaba a mis pelotas, mi erección me traicionaba. Le dio una carcajada al oírme y me dijo que ese día no llevaba bragas. A esas alturas ella continuaba elegantemente vestida con una camisa blanca y una faldita ajustada que resaltaba su trasero, unos panties negros que perfilaban sus muslos y unos zapatos de tacón alto. Lentamente se desabrocho la falda y fue bajando los panties hasta el suelo. Yo la miraba de reojo, estaba muy deseable, su coño aparecía por debajo de la camisa y era maravilloso, era consciente de que mi polla nuca podría estar allí dentro y eso lo hacía aún más atractivo así que le suplique que me dejara besarlo. Ella se limitó a tirar de nuevo de la cuerda y me acerco hasta su entrepierna. ¡Solo puedes olerlo, no se te ocurra tocarlo! Me arrimé hasta rozar tan solo con la punta de la nariz y esnifé como un poseso. Cundo consideró que ya era suficiente, cogió los pantis y me los enfundó en la cabeza dejando la parte de la entrepierna a la altura de mi nariz. Pase a verlo todo de color grisáceo y a embriagarme de su aroma personal. Todo empezó a acelerarse, cogió mi mano y se la llevo a su vulva frotando mis dedos en ella, estaba muy mojada y excitada, cuando mis dedos estaban bien pringosos me los llevó a la boca y me los hizo chupar. Mi excitación era mayúscula, de nuevo a base de tirones me puso boca arriba en la cama haciendo ademán de sentarse, pude ver su vulva y su ano acercarse a mi cara lentamente hasta casi sentir su calor. ¡Cierra la boca!, se dejó caer sobre mí y su culo se adaptó como una mascará en mi cara, no podía abrir la boca para respirar solo podía hacerlo por la nariz absorbiendo todos sus aromas y matices. Era maravilloso cuando ya no podía más y mi cuerpo se retorcía, se levantaba unos segundos, me ordenaba cerrar la boca y volvía a dejarse caer.
Me empache de su olor, de su intimidad, estaba tremendamente excitado y ella lo sabía. Me hizo bajar de la cama y arrodillarme frente a ella. Mirándome a los ojos empezó a pellizcar y torturar mis pezones, le pedí que parara pues estaba a punto de correrme así, pero ella me reservó una última humillación, sentada al borde de la cama y yo de rodillas frente a ella, colocó mi polla entre sus pantorrillas y me dijo que quería verme follar como los perritos.
A esas alturas, con los pantis en mi cara y empapado en su olor de mujer, podría haber hecho cualquier cosa que me pidiera y la obedecí de forma inmediata, comencé a moverme como un perro excitado entre sus piernas y en los últimos espasmos me abracé a ella agradecido mientras me corría como un cerdo.
No sé en que momento ella salió de la habitación, pero estuve largo rato asimilando lo sucedido, todavía arrodillado y con sus pantis en mi cara. Cuando de nuevo entró no tuvo reparo en reírse de mí, la verdad es que mi imagen debía ser lamentable. Tuve suerte de que no me hiciera limpiar el semen del suelo, quizás porque era mi primera vez.
Me vestí mientras me miraba, y educadamente nos despedimos. A día de hoy y con sinceridad, tengo miedo de volver, la Señora Artemisa es capaz de conseguir de mí lo que se proponga."
La voz de Señora Artemisa : Manuel, ¡sé que aún te masturbas con mi blog y que me deseas! ¿Qué castigo te merecerás en nuestra próxima sesión?
Señora Artemisa
Si no sólo quieres masturbarte mirando mi blog, ponte en contacto conmigo: https://domina-artemisa.wixsite.com/my-site/about-3-2
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