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Lo que mis sumisos dicen de mí:

Foto del escritor: domina-artemisadomina-artemisa

Actualizado: 26 ago 2024

  1. Se abre la puerta y veo a mi señora con un traje de enfermera super sexy y mi imaginación echa a volar. Yo en ese instante ya me sentía super cachondo. Hablamos un poco de lo que me gustaba, y me manda a la habitación a desnudarme


  2. Pude contemplar una amazona, una belleza que me tiene obsesionado. Su voz seguía siendo autoritaria pero me resultaba tranquilizadora, confiaba plenamente en ella, ella tenía los mandos de toda la situación y estaba dispiuesto a hacer cualquier cosa que me pidiese.

  3. Llevaba el pelo amarrado en una coleta. Vestía una blusa y una falda de cuero que dejaba intuir el final de sus negras medias. No pude dejar de fijarme en sus botas de tacón negras, uno de mis fetiches.

  4. No fue necesario decirle que me estaba gustando el tratamiento que aplicaba a mis pelotas, mi erección me traicionaba. Le dio una carcajada al oírme y me dijo que ese día no llevaba bragas. A esas alturas ella continuaba elegantemente vestida con una camisa blanca y una faldita ajustada que resaltaba su trasero, unos panties negros que perfilaban sus muslos y unos zapatos de tacón alto. Lentamente se desabrocho la falda y fue bajando los panties hasta el suelo. Yo la miraba de reojo, estaba muy deseable, su coño aparecía por debajo de la camisa y era maravilloso, era consciente de que mi polla nuca podría estar allí dentro y eso lo hacía aún más atractivo así que le suplique que me dejara besarlo.

  5. Acudí a media mañana, como casi siempre.Esta vez me recibió con un corsé y una falda larga y amplia que sólo dejaba al descubierto sus zapatos de tacón y sus tobillos.

  6. Mi Señora Artemisa, bellísima, su piel blanca y suave, su pelo negro muy oscuro. Elegante y sensual, llevaba zapatos de alto tacón, algo de plataforma, negros con las vueltas rojas que remarcaban sus pantys que subían hasta perderse debajo de la falda de un vestido insinuante, piel, de dómina absoluta. Elegante, sin atisbo de vulgaridad.

  7. He de decir que vuelven mis nervios, que se pasan en cuanto entro por la puerta y la veo a ella, bellisima como siempre.Me recibe con un vestido minifalda de cuero, colores oscuros. Tacones altos.

  8. En nuestra última sesión, MI AMA cumplió mi fantasía en la que yo era un ladrón que entraba en su casa y mientras intentaba llevarme la TV, apareció MI DIOSA vestida de policía, con un conjunto que marcaba todas las curvas de su cuerpo, zapatos de tacón fino negro y pantys (mi gran pasion) con abertura blancos.

  9. Era mi primera sesión con Senora Artemisa. El dia anterior habiamos conversado y pactado la sesión, y ya su voz me cautivó y me encandiló sobremanera. Cuando iba de camino el día de mi sesión estaba nervioso, ansioso y algo temeroso por como me recibiría Senora Artemisa. Había mirado en su web y en su blog sus fotos con mucha frecuencia, y estaba muy impresionado con su figura tan poderosa e imponente. Cuando llegué cerca de su portal, al que llegué con tiempo, tuve que entrar en un bar para tomar una manzanilla que calmase.

  10. Contraté una sesión de una hora con Senora Artemisa. Pactamos de antemano lo que iba a ocurrir tanto en la conversación previa como cuando llegué a su apartamento. La sesión para mi gusto estuvo muy bien llevada, estuve cachondo la hora entera. Las prácticas que realizé fueron tortura genital, azotes, masturbación forzada, control del orgasmo y terminé con lluvia dorada, todo dentro de un juego de rol. Ella misma te masturba y te puedes correr al final de la sesión (si así quieres, claro), cosa que no todas las mistress hacen. Tiene una buena colección de zapatos de tacón y de vestidos (no es mi fetiche, pero los ví en su estantería)... Para mi, extremadamente competente y recomendable. Y el precio, teniendo en cuenta lo que suele costar una mistress en otras partes de Europa, razonable..

  11. Mis nervios y ansias que me embargaban en ese momento. Terminé de tomar con tranquilidad mi infusión y salí muy animado hacía el portal de mi Ama. La llamé y me indicó la planta y el piso al que tenía que subir. Que emoción sentí mientras subía en el ascensor, todavía lo recuerdo como si lo estuviese viviendo ahora mismo…. llegué a la planta que me dijo y caminé hasta su puerta. Me abrió y me invitó a pasar y sentarme en el sofá para tener una previa charla que acordamos por teléfono antes de que empezara la sesión. Enseguida quedé hipnotizado por su mirada y dulzura, mientras yo intentaba disimularlo como podía. Iba vestida con una falda de látex ajustada y preciosa, medias negras que cubrian esas increibles piernas como columnas adornadas y vestia unos zapatos de tacón de aguja a juego con la falda y la blusa. Era impresionante, alta y con una delicadeza sútil que me tenía embelesado y boquiabierto.

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