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Las bragas de Claudia

Foto del escritor: domina-artemisadomina-artemisa

Javier muestra su deseo de ser un sumiso ejemplar en el relato que nos hace (1):

"Todo empezó con la forja de los grandes anillos, tres para los elfos, los más sabios de… Ops, perdón, no es esa historia.

Todo empezó como ocurren los pequeños milagros cotidianos, con el aburrimiento. Aquella tarde no tenía mucho que hacer, así que encendí el ordenador y dejé que la deriva me transportase de una página a otra. Al entrar en aquella página tuve una sensación atípica, algo me incitaba a curiosear más en los diferentes apartados, y fui clicando y viendo qué contenían. Al cabo de unos minutos llegué a un chat, donde Dominantes y sumisos parecían coexistir en perfecta armonía.

Como sumiso (o sumisa, según se mire), mi pequeño clítoris sufrió un leve e involuntario espasmo tan solo al contemplar aquel bello ecosistema. Empecé a leer los nombres de los presentes, e inmediatamente uno atrajo mi atención: "Señora Artemisa". Ávido de curiosidad entré en su perfil, y empecé a leer los morbosos posts que inundaban su perfil: sumisxs lamiendo a dominas, eyaculando indefensos entre las piernas de ella, o a sus pies, jaulas de castidad de colores preciosos, y lo que más me llamó la atención, por supuesto: sissies.

Estaba extasiado leyendo y devorando cada texto y fotografía, que ni me di cuenta de que me había llegado un mensaje privado. Por inercia, había clicado en el botón que servía para seguir el perfil y sus publicaciones. Ella lo había visto, y me había hablado. "¿Será un bot?", me cruzó por la cabeza. Quería saberlo, así que abrí el chat privado. Me invitaba a leer su página web. Cabía la posibilidad de que fuera un bot, al menos todavía.

En su página encontré aun más de estos morbosos posts, y mi clitoris se hinchaba entre mis piernas con todo lo que veía. Parecía desde luego muy real. Quise asegurarme y le hablé. Y me respondió, con aquel tono suyo, tan suficiente y segura de si misma, cosa que me atrajo desde el primer instante.

Los días y las conversaciones siguieron, empecé a conocerla, muy poco a poco. Se notaba que era una mujer real y realmente ocupada, venerada por tantos y tantos sumis. Ella había notado mi interés por las bragas, y en general por todo lo femenino. Empezó dándome pequeñas tareas, como fotografiar todas las prendas femeninas que tuviera a mi alrededor, en particular faldas, zapatos y bragas de Claudia. Y no dudé un segundo en complacerla, puesto que compartir mis secretos con ella, sabiendo que los entendía y que además los alentaría, es una experiencia gratificante y hasta terapéutica. Saber que hay quien te entiende, por raros que sean tus gustos, es un potente afrodisíaco.

Hace dos días yo llevaba ya tres días en castidad, porque Ella así lo había querido. "Nada de eyacular", fue su orden directa. Para cualquier sumi esta orden es un punto de no retorno, sabes que empieza el dolor y el placer, el sufrimiento y el deseo, sabes que en unos días estarás completamente a merced de tu Dueñx, porque así funciona el deseo.

Y cuando llevaba los tres días en castidad llegó una nueva orden. "Eyacula sobre las bragas de Caudia, y grábalo en video, y haz fotos del semen en las bragas". Cuando lei sus palabras llevé instintivamente una mano a mis testiculos, ya incluso levemente doloridos, llenos de semen, de Su semen, puesto que Ella ha tenido la generosidad de reclamarlo. Asentí tras la pantalla, aunque Ella no lo viera, y agaché la cabeza sumiso, acatando la orden con la mayor humildad que podía sentir, y cierto agradecimiento por el alivio que me haría sentir.

Al día siguiente tomé aquellas bragas que a Ella tanto le habían gustado, de encaje negro, con un gracioso lacito en el vientre, y las puse en la mesa tal como ella dijo. Saqué el pequeño miembro y empecé a masturbarlo, mientras en la pantalla estaba una fotografía de uno de sus posts, un sumi masturbándose sin las manos, deslizando el miembro entre casi sus tobillos, en una humillación que con gusto yo habría afrontado, notando como el miembro se hinchaba cada vez más, poniéndose más duro que nunca, deseando por si solo poder derramar toda la leche acumulada durante los 3 días.

Ella me dijo un dia que cada vez iba a desear más estar "incómodo" a su lado, así es como denominé al ansia que produce la castidad. Y era verdad, porque por un lado deseaba correrme y sentir ese placer que me había permitido tener, y por otro quería seguir ansioso de cada palabra suya, de cada gesto, de desvivirme por Ella y de tratar de tenerla contenta. Dolor y placer juntos cumpliendo su orden, un dolor que no era físico pero que estaba ahí presente, y un placer que no tardó en desbordarse en chorros, empapando las bonitas bragas con aquel semen espeso y blanco, la muestra de devoción que Ella me había ordenado, en todo su esplendor. Al terminar hice las fotos que me había pedido, tratando de que todas las manchas estuvieran bien encuadradas. Y cuando todo estuvo cumplido, añadí mi propia morbosidad, lamiendo directamente de ellas parte del semen, pasando la lengua por el tenjido hasta que esta tropezaba con el semen, y lo introduje en mi boca saboreándolo. No se lo dije, pero creo que le habría gustado. De todas formas, ahora lo está leyendo, así que lo sabe..."


La voz de Señora Artemisa : ¡Veo que lo que más te excita es obedecer!


Si eres fetchista y te gustria obedecer, contacatame: https://domina-artemisa.wixsite.com/my-site/about-3-2



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