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Se ha dejado atar y ahora no tiene más remedio que confiar en mí -¡hay quien dice que el bdsm no va de dolor sino de confianza! -.
Tengo que asegurarme de que realmente quiere este castigo - yo siempre respeto los límites de mis sumisos. Le pido que bese mi varita, ¡señal de que quiere que le ponga las nalgas azules!
No todos mis sumisos tienen un fetiche. Y a menudo, durante sus primeras sesiones conmigo, me explican que no buscan dolor, y que eso es lo que les hago. Sin embargo, a medida que avanzan las sesiones, algunos me permiten iniciarles en el spanking. Este fue el caso de un sumiso al que acabé haciendo completamente adicto a mi vara, dos años después de su primera sesión conmigo...
Si eres masoquista o podrías llegar a serlo, ponte en contacto con la Señora Artemisa: https://domina-artemisa.wixsite.com/my-site/about-3-2
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