Mi perrito Pepo, en cambio, debe entender que en mi reino su polla le será inútil y que una vez encerrada en su jaula de castidad su único deseo debe ser complacer a su Ama.
Ese día, bajo mi falda corta, no había llevaba bragas. Cuando el candado cerró su jaula y yo separé mis muslos, comprendió inmediatamente que su lugar era de rodillas frente a mí, con la cabeza entre mis piernas. Estoy muy orgullosa de su entrenamiento: se ha convertido en uno de mis mejores perrito lamedores de coño.
Señora Aertemisa y mi perrito Pepo, en sesión real
Si a ti también te gustaría ser adiestrado como un perro, ponte en contacto conmigo: https://domina-artemisa.wixsite.com/my-site/about-3-2
Comments