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Castudo, el callado, nos cuenta una sesión memorable

Foto del escritor: domina-artemisadomina-artemisa

Acudí a media mañana, como casi siempre.

Esta vez me recibió con un corsé y una falda larga y amplia que sólo dejaba al descubierto sus zapatos de tacón y sus tobillos. Hechos los saludos pertinentes y una vez desnudo y lavadito, me ató los huevos, me puso un plug en el culo y me llevó a la habitación. Me dejó tumbado en el suelo y después de quitarse los zapatos, comenzó a masajear mis huevos y pollita con los pies, rozando sus medias negras con mis huevos y con mi capullo descubierto. Cuando vio que la tenía dura, me hizo incorporarme y me dejó sentado en medio de la habitación.

Apoyó sus manos en la cama, dándome la espalda y poco a poco comenzó a levantar su larga falda para descubrir sus medias primero y después un liguero negro que remarcaba todo su culo. Para mi deleite, no llevaba bragas ni tanga y conforme se iba apoyando en la cama se comenzaba a ver su ano y su coño peludo entre las dos piernas.

“¿Te gusta lo que ves, putita?..., seguro que se te ha puesto todavía más dura. No te vayas a correr antes de tiempo. Te puedes masturbar, pero sin correrte.”

Yo tenía la polla a punto de reventar y poder masturbarme me alivió un poco, aunque pronto tuve que parar para no correrme antes de tiempo. Ella separó las piernas y comenzó a tocarse a través de las piernas.

“Uff, hoy estoy muy caliente y me vas a venir muy bien…, ven acércate y mira cómo me masturbo, pero no me toques, sólo quiero que veas cómo se me moja el coño mientras me voy tocando”

Separó un poco más sus piernas y la visión de su culo abierto y su coño siendo masturbado por ella misma no tenía precio. Paró y me hizo acercarme un poco más. Separó sus nalgas con las manos y comenzó a masajearlas para que viera como su ano y su coño se iban abriendo y cerrando. Me hizo acercarme un poco más, pero no me dejaba tocarla ni lamerla, Sólo me dejaba acariciarle las piernas por encima de sus medias, pero sin salirme de ellas. Vi como su esfínter y su coño hacían movimientos autónomos. Estaba moviendo sus músculos pélvicos y de repente me empezó a mear.

“No te muevas puta, quiero mojarte entero”

Su larga meada mojó mi cara y todo mi torso y resbalaba hasta mi sexo, que seguía duro como una piedra. Probé su meada con mi lengua y dejé que entrara el chorro en mi boca, aunque sin tragar mucho. Su meada se acababa, pero todavía podía ver como movía sus músculos pélvicos para echar los últimos chorritos de pis.

“Ahora límpiame las medias”

Las últimas gotas habían caído por sus piernas y poco a poco comencé a limpiarlas con mi lengua, de abajo a arriba.

“Vamos, ahora límpiame el resto”

Comencé a subir por encima del final de sus medias y pronto llegué a su coño, que estaba mojado de la meada, pero también lubricado con sus jugos vaginales. Comencé a limpiarla como a ella le gusta. Cuando acabé, me quitó el plug del culo y mandó a limpiarme a la ducha. Al volver me estaba esperando ya sin la falda, sentada al borde de la cama y había un consolador gordo en el suelo, delante de ella.

“Venga perrita, ya sabes lo que tienes que hacer, siéntate delante de mí y métete eso en ese culo tragón que tienes”

Me senté delante de ella, de rodillas en el suelo y apoyé mi ano encima de la punta del consolador. Mientras me iba metiendo el consolador poco a poco me hizo acercarme a ella y comenzó a rascarme los pezones con las uñas. Se me puso como una piedra al momento y en un rato mi polla estaba babeando. Cuando vio que tenía el pollón a medio meter, se puso de rodillas en la cama y me hizo subir, poniendo su culo encima de mi cara, mientras seguía torturando mis pezones.

“Vamos cómeme el culo, que hace un rato que he cagado y no me he podido limpiar del todo”

Comencé a limpiar su ojete y a meter mi lengua en su ano.

Me apretaba la punta con su esfínter al tiempo que me seguía torturando los pezones. La avisé que ya no podía más, pero seguía y seguía. Me aplastaba mi cara con su culo, y me exigía que llegara más y más fondo con mi lengua en su recto.

“Ya te puedes correr, que creo que me has limpiado a fondo”

En dos embestidas me corrí como un bendito, llenando toda mi tripa de semen.

“Qué cerda eres, mira cómo te has puesto!..., sácate el pollón del culo y vete a duchar”

Me hizo incorporarme y recogió mi semen con su mano para pasármelo por la cara y mi boca antes de dejarme ir a la ducha con mis piernas temblando de excitación.

Hasta la siguiente...

 

La voz de la Señora Artemisa : Mi Castudo callado, fue un placer verte siendo duro para mí. También hay que decir que tu trabajo con la lengua para limpiar mi ojete fue perfecto. 👠

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